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A lo largo de los años, los electrodomésticos se han convertido en elementos esenciales en nuestros hogares. Desde la lavadora que mantiene nuestra ropa fresca hasta el refrigerador que conserva nuestros alimentos, dependemos de estos aparatos para mantener el ritmo de la vida diaria. Pero, ¿qué hacer cuando uno de ellos comienza a fallar?

 

La gran pregunta es: ¿deberíamos repararlo o reemplazarlo?

 

Antes de tomar una decisión precipitada, es importante analizar varios factores que te ayudarán a saber si vale la pena reparar el electrodoméstico o si es más rentable optar por uno nuevo.

1. Edad del electrodoméstico

El tiempo que ha estado en uso es uno de los principales factores que deberías considerar. Cada electrodoméstico tiene una vida útil promedio:

  • Refrigeradores: 10-15 años
  • Lavadoras y secadoras: 8-12 años
  • Lavavajillas: 8-10 años
  • Hornos: 10-15 años

Si tu electrodoméstico está cerca del final de su vida útil, es posible que la reparación solo sea un alivio temporal y que pronto enfrentes otro problema. En ese caso, reemplazarlo podría ser la mejor opción a largo plazo.

2. Costo de la reparación

Una regla general que te ayudará es la siguiente: si el costo de la reparación es más del 50% del valor de un electrodoméstico nuevo, deberías considerar reemplazarlo.
Sin embargo, si el aparato es relativamente nuevo y la reparación es económica, probablemente sea mejor arreglarlo y prolongar su vida útil.

3. Frecuencia de fallas

Si este no es el primer problema que enfrentas con tu electrodoméstico y las reparaciones se han vuelto frecuentes, es señal de que el aparato está perdiendo fiabilidad. En este caso, aunque una reparación inmediata pueda resolver el problema, la acumulación de gastos podría superar el costo de un electrodoméstico nuevo en el futuro.

4. Eficiencia energética

Los electrodomésticos más antiguos tienden a ser menos eficientes energéticamente en comparación con los modelos modernos. Un electrodoméstico nuevo puede ayudarte a reducir significativamente los costos de electricidad y agua, lo que compensará el gasto inicial.
Si tu electrodoméstico es un modelo antiguo y consume mucha energía, podrías ahorrar dinero a largo plazo reemplazándolo por uno más eficiente.

5. Disponibilidad de piezas

Algunos modelos más antiguos pueden tener dificultades para conseguir repuestos. Si las piezas de repuesto son difíciles de encontrar o extremadamente costosas, esto podría inclinar la balanza hacia el reemplazo.
Un electrodoméstico moderno no solo será más fácil de reparar en caso de futuras fallas, sino que también tendrá repuestos disponibles por más tiempo.


¿Cuándo es mejor reparar?

  1. El electrodoméstico es relativamente nuevo. Si tu lavadora o refrigerador tiene solo unos pocos años y aún está dentro de su vida útil promedio, una reparación suele ser la opción más sensata.
  2. El costo de la reparación es bajo. Si el presupuesto para reparar es significativamente menor que el de reemplazar, y el electrodoméstico aún funciona bien en otros aspectos, arreglarlo podría ser lo más adecuado.
  3. La reparación es sencilla. A veces, el problema es algo simple como un interruptor defectuoso, un sensor o una pequeña pieza. En estos casos, la reparación puede prolongar la vida útil del aparato sin un gran costo.

¿Cuándo es mejor reemplazar?

  1. El electrodoméstico tiene más de 10 años. Aunque algunos electrodomésticos pueden durar más, si has pasado de la década, podrías estar acercándote al final de su ciclo. Un nuevo modelo será más eficiente y te evitará futuros dolores de cabeza.
  2. El aparato tiene fallas constantes. Si ya has llamado al técnico varias veces en los últimos años, es una señal de que el electrodoméstico está en declive. Las reparaciones repetidas suman costos y no garantizan que dejará de fallar.
  3. El costo de la reparación es alto. Si te han dado un presupuesto elevado para arreglar un electrodoméstico antiguo, probablemente sea hora de cambiarlo por uno nuevo y más eficiente.

Resumen: la regla del 50%

Para tomar la mejor decisión, una buena práctica es aplicar la regla del 50%. Si la reparación cuesta más del 50% del precio de un nuevo electrodoméstico y el aparato tiene más de la mitad de su vida útil cumplida, reemplazarlo es la mejor opción.

Por el contrario, si el costo de la reparación es menor y el aparato todavía tiene varios años por delante, una reparación puede prolongar su vida útil de manera rentable.


El impacto en el medio ambiente

Finalmente, es importante tener en cuenta el impacto ambiental de nuestra decisión. Reparar un electrodoméstico en lugar de reemplazarlo contribuye a reducir los residuos electrónicos, uno de los mayores desafíos ambientales actuales.
Sin embargo, si el electrodoméstico es extremadamente ineficiente, reemplazarlo por uno con certificación de bajo consumo energético también puede ser una decisión más sostenible a largo plazo.


Conclusión

La decisión entre reparar o reemplazar un electrodoméstico depende de varios factores como la edad del equipo, el costo de la reparación, la frecuencia de fallas y la eficiencia energética. Al evaluar cuidadosamente estos aspectos, podrás tomar la mejor decisión para tu hogar y tu bolsillo.

Si necesitas asesoría para tu caso específico, no dudes en consultar con nuestros técnicos especialistas. ¡Recuerda que cada electrodoméstico tiene su propio ciclo de vida, y una decisión informada puede ahorrarte tiempo, dinero y preocupaciones!

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